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Vela quemá
¿Reconoces ese olor al que me refiero? Ese olor que te da cuando acabas de apagar tu vela favorita. Tratando de rendirla, para que dure más. Pero no importa cuánto intentes, cuando la vuelves a encender, jamás huele igual. ¿Sabes a lo que me refiero?
Así solía regular mis emociones. Dejándome llevar por cómo me sentí la última vez, evaluando si era necesario sentir otra vez dicha emoción o si podía existir ignorándola, aun sabiendo que esa incomodidad estaría siempre presente… y nunca volvería a sentirme igual. Sin querer revolcar mucho el avispero, sin querer revisitar eso que sentí. “Esto me hace sentir demasiado”, y ahí culminaba cualquier intento por tocar y retomar eso que dolía. Y aún con dolor adentro, no encuentro las fuerzas para alejar ese pensamiento. Entonces llego a cuestionarme que, si no lo toco, no sé lo que es. Y si no sé, ¿cómo se arregla? ¡Exacto! Tocando es como único. En ese lugar donde te duele, reside la respuesta a la pregunta “¿y ahora?”. Piénsalo. Respondes esa pregunta y de repente, ¿está resuelta la vida?
Una vez más me encuentro sin respuestas. Y como siempre recurro a la lectura cuando necesito claridad, hoy quiero honrar las palabras de la gran Mary Oliver. Los escritos de esta poeta son increíbles y no hay ninguno que no resuene con lo más profundo del ser, o al menos del mío.
En su poema “The Journey”, Mary Oliver explica cómo siempre hemos sabido exactamente lo que tenemos que hacer. Independientemente (de) la pregunta, siempre hemos tenido la respuesta.
“But little by little, as you left their voice behind, the stars began to burn through the sheets of clouds, and there was a new voice which you slowly recognized as your own, that kept you company as you strode deeper and deeper into the world, determined to do the only thing you could do, determined to save the only life that you could save.” O sea, ¡claro que sabes lo que tienes que hacer!
Mi pregunta es: ¿siempre lo supimos? ¿Tuvimos todo este tiempo la llave de la felicidad en nuestras manos?
Me rehusaba a pensar que la respuesta a nuestra vida ha sido tan simple. Pero a(un así no lo puedo explicar mejor que Mary en “Blue Iris”… ”Now that I’m free to be myself, who am I?”. Esta última línea acaba de definir nuestro propósito de vida o, al menos, el mío. Who am I? Respondamos esta pregunta en oraciones completas. “It doesn’t happen all of the sudden, you know.” Mary siempre supo qué decir.
-A.